Administración de riesgos financieros: Cómo construir la confianza

Revista VERITAS Online

mayo 2015


Las revelaciones que se piden actualmente a las empresas son medidas preventivas para evitar otra crisis como la de 2008; esos reportes le dan al inversionista una visión más transparente sobre los riesgos asumidos por las compañías.


Durante los años previos a la volatilidad de los mercados financieros que se presenta en los años 60, la administración de riesgos se enfocaba principalmente a cubrir riesgos de daños como incendios, terremotos, siniestros, e incluso en el sector agrícola (cuyas coberturas clásicas serían de riesgos climáticos como heladas), provocando pérdidas de cosechas.


En esa época se enfrentaron a riesgos financieros adicionales como la caída de los precios físicos: en el sector agrícola (commodities), en el sector minero en el precio de los metales, como oro, plata, zinc, y sector energético para los precios del petróleo y del gas natural, además de los precios de las acciones y los índices bursátiles del mercado financiero.


Adicionalmente, a partir de los años 60 iniciaron cambios significativos en las variables financieras. Por ejemplo, el tipo de cambio en las divisas y las tasas de interés, estos factores económicos se han identificado como los activos de referencia (subyacentes) de los instrumentos financieros derivados, que como su nombre lo indica, son instrumentos cuyo valor depende del precio que tiene en el mercado el activo subyacente al que toma de referencia.


Las operaciones cotidianas que llevan a cabo las empresas y los corporativos asumen de forma natural riesgos financieros por el simple hecho de desarrollar su actividad empresarial. Por ejemplo, las empresas importadoras están expuestas a una devaluación del peso con relación a las divisas que deberán pagar por los productos que están importando. De igual manera, las empresas exportadoras están expuestas a riesgo de apreciación de la moneda local con relación a las divisas de los países que exportan, ya que al recibir las divisas, producto de sus exportaciones, podrían recibir una cantidad de moneda local menor en caso que esta sufra una apreciación contra la divisa.


Por otro lado, las empresas mineras están expuestas a una disminución de precios de los minerales al momento de su venta; las empresas que utilizan energéticos, como el gas natural en sus procesos productivos, están expuestas al riesgo de una subida de precios y por lo tanto en un incremento en sus presupuestos de producción.


Dependiendo de la exposición de riesgo que tenga la empresa podrá tener consecuencias adversas o negativas, o bien, beneficios y mejora de la utilidad en sus resultados financieros. Sin embargo, no se tiene ninguna garantía de que sean buenos o malos resultados obligatoriamente. Dependerán en ambos casos de la posición natural de riesgo que enfrente la empresa y de la dirección que tomen los factores económicos mencionados anteriormente. Sin embargo, la incertidumbre que se convierte en un riesgo financiero se debe afrontar solo en el caso en el que sus efectos disminuyan o incluso eliminen las utilidades de la empresa.


LAS REGULACIONES Y LOS TIPOS DE RIESGO


La administración de riesgos financieros desde el punto de vista regulatorio requiere que las instituciones del sector financiero deben identificar, medir, vigilar, limitar, controlar, informar y revelar los riesgos cuantificables y no cuantificables a lo que los intermediarios funcionarios estén expuestos. Estas funciones las llevan a cabo comités de administración integral de riesgos, cuya funciones es evaluar y aprobar las metodologías y técnicas de administración de riesgos a los que se enfrenta la institución con la participación de algún miembro del consejo de administración, del director general, del responsable de la unidad de administración de riesgos, con voz y voto, y las áreas tomadoras de riesgos, que solamente tienen voz.


Los riesgos cuantificables son aquellos de los que pueden crear bases de datos y se pueden explotar estadísticamente como en el caso de riesgo del mercado, crédito y liquidez. Una parte de los riesgos operativos incluye el riesgo legal y tecnológico. En términos generales, los riesgos financieros son considerados como pérdidas potenciales por movimientos adversos en los factores de riesgo; es decir, para el riesgo de mercado el riesgo es la tasa de interés, el tipo de cambio, los precios de las acciones, índices bursátiles y, adicionalmente, para las empresas los movimientos adversos en el precio de sus materias primas como el precio del maíz, trigo, oro, plata, ganado vivo, precio del petróleo y del gas natural.


“Desde el punto de vista regulatorio, la administración de riesgos financieros requiere que las instituciones identifiquen, midan, vigilen y limiten los riesgos”.


El riesgo de contraparte y de crédito surge por pérdidas inesperadas ante el incumplimiento de las condiciones pactadas. El riesgo de contraparte está relacionado con las operaciones y con instrumentos financieros como bonos y certificados bursátiles y con instrumentos financieros derivados como forwards, opciones y swaps. El riesgo de crédito surge por incumplimiento de las condiciones pactadas con los prestatarios (deudores) que forman la cartera crediticia de los bancos u operaciones comerciales de las empresas.


El riesgo de liquidez se incrementa ante pérdidas inesperadas por descuentos inusuales por la venta de activos o por la imposibilidad de conseguir fuentes alternas de financiamiento para hacer frente a los pagos de liquidación inmediata. Las instituciones podrían ser solventes, pero ser poco líquidas porque no pueden convertir rápidamente en efectivo sus activos.


Se considera que en el riesgo operativo se deben contemplar las pérdidas inesperadas por errores humanos o en los procesos. Este tipo de riesgo deberá prever todas las eventualidades que no estén consideradas en la administración de los riesgos de mercado y crédito.


Durante la década de los años 90 fue requerimiento contar con una adecuada administración de riesgos financieros dentro de la empresa. Se ha puesto de manifiesto, en quiebras relevantes de grandes instituciones, como fue el caso de ENRON, la compañía energética ubicada en Houston que quebró en 2001, y que llevó incluso a la desaparición de Arthur Andersen, una de las firmas de auditoría y consultoría más grandes del mundo.


Otro caso muy significativo es el de la empresa Lehman Brothers, que se declaró en quiebra en septiembre de 2008 y dio origen a la multicitada “crisis suprime” en el sector inmobiliario de Estados Unidos. México no fue la excepción, durante ese mes hubo grandes titulares en los principales diarios de nuestro país, que mencionaban casos de pérdidas significativas o catastróficas en empresas como Comercial Mexicana, Gruma, GISA, Grupo Posadas y Grupo Financiero Banorte.


La relación entre operaciones con instrumentos financieros derivados cuyo activo subyacente fue el tipo de cambio peso-US dólar (MXN/USD) —que en ese momento alcanzó niveles inesperados, mayores a 14 pesos-US dólar— dio como resultado precios de

mercado muy negativos por los tipos de instrumentos financieros derivados concertados por dichas instituciones.


Las autoridades regulatorias internacionales y nacionales tomaron medidas relacionadas con nuevos requerimientos de información sobre los riesgos financieros que asumen y administran las empresas. La comunidad contable internacional, representada por colegios e institutos de Contadores Públicos, participaron activamente en la emisión de las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS, por sus siglas en inglés) que preveían, entre otros aspectos, información relacionada con la administración de riesgos y sobre los instrumentos financieros, en especial el de los instrumentos financieros derivados (futuros, forwards, opciones y swaps) y el uso que se le daba a este tipo de instrumentos financieros derivados, pudiendo ser de negociación o de cobertura.


“Los riesgos cuantificables son aquellos de los que se pueden crear bases de datos y se pueden explotar estadísticamente, como los riesgos de mercado”.


Fue en 2012 que las empresas cotizadas en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), con excepción del sector bancario y asegurador, tuvieron que presentar sus estados financieros auditados bajo las IFRS. Estos reportes incluyen un apartado de Revelaciones (disclosures) que aclaran las políticas y límites que tienen establecidos las empresas emisoras para la administración de sus riesgos financieros, así como los valores razonables de los instrumentos financieros derivados que tiene contratada la institución con fines de negociación y aquellos instrumentos financieros derivados, que junto con el riesgo cubierto (partida cubierta), compensaran las pérdidas potenciales de los riesgos asumidos y la eficiencia de los instrumentos financieros derivados para compensar dichas pérdidas potenciales.


CONCLUSIONES


En la medida que una adecuada revelación de riesgos asumidos por las empresas sea cubierta bajo políticas, lineamientos y estrategias objetivamente presentadas, serán mejor recibidas y entendidas en forma interna por los miembros del consejo de administración y de forma externa por los analistas financieros e inversionistas. Ya que en términos de eficiencia es mejor la claridad que la cantidad para la toma adecuada de decisiones de inversión.


La transparencia de la información presentada ayudará a fomentar la confianza de los inversionistas en los mercados financieros y los motivará a invertir sus recursos con un mayor grado de seguridad, confianza y menor incertidumbre.


Mtro. Sergio García Quintana

Integrante de la Comisión de Finanzas y Sistema Financiero del Colegio





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